Este régimen es de particular importancia para aquellos usuarios que se dedican a actividades empresariales, venden bienes o prestan servicios, y cuyos ingresos no exceden los dos millones de pesos
MÉXICO-. En el complejo entramado de la fiscalidad mexicana, el Régimen de Incorporación Fiscal (RIF) surge como una alternativa clave para los pequeños empresarios y emprendedores.
A menudo, las personas se preguntan qué es exactamente este régimen y cómo pueden beneficiarse de él.
Por lo tanto, aquellas personas que realizan actividades empresariales, ya sea que vendan bienes o presten servicios, deben informarse adecuadamente sobre todos los derechos y obligaciones que conforman este conjunto y a los que se hacen acreedores los usuarios al momento de desempeñar una actividad económica específica.
¿Qué es el Régimen de Incorporación Fiscal?
Este se refiere a un esquema de tributación opcional introducido en la Reforma Fiscal aprobada en 2013 para las personas físicas que realizan actividades empresariales con ingresos menores a dos millones de pesos.
¿Para qué sirve?
Este tiene como objetivo principal simplificar el cumplimiento de las obligaciones fiscales para los contribuyentes que generan ingresos por actividades empresariales o profesionales y cuyos ingresos no exceden ciertos límites establecidos por la ley.
Algunos de los beneficios clave
- Facilidad de registro
Los contribuyentes pueden inscribirse en el RIF de manera sencilla a través del portal del Servicio de Administración Tributaria.
- Pagos fijos
En lugar de calcular impuestos sobre una base mensual, los contribuyentes de este esquema realizan pagos bimestrales fijos, lo que simplifica la gestión financiera.
- Reducción de cargas fiscales
Este ofrece descuentos y reducciones en el pago de impuestos, lo que alivia la carga tributaria para los pequeños negocios.
¿Cómo funciona?
Los contribuyentes del RIF deben cumplir con ciertas obligaciones, como llevar registros contables básicos y presentar declaraciones bimestrales.
Además, es importante señalar que los ingresos totales anuales no deben exceder un cierto umbral, que se ajusta periódicamente.