Estudio revela que la inteligencia está relacionada con finanzas saludables, pero el comportamiento y la educación son factores clave
MÉXICO.- En la primera Convención Nacional de Afores, María José Roa, investigadora del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (Cemla), presentó investigaciones recientes que indican una correlación entre la capacidad cognitiva y la toma de decisiones financieras saludables.
Según el estudio, las personas con mayores niveles de inteligencia, medidas a través de pruebas, tienden a tener unas finanzas más sólidas.
Este grupo de personas muestra una mayor participación en el mercado de acciones, una mejor gestión del crédito, una mayor diversificación de su cartera, un menor riesgo, mayores ganancias y una menor cantidad de errores financieros.
Sin embargo, la investigadora destacó que la toma de decisiones financieras no depende únicamente de las habilidades cognitivas, sino también de aspectos psicológicos y de personalidad.
Según Roa, el comportamiento financiero de los individuos se ve más influenciado por estos factores que por la información y la formación que poseen.
Roa explicó que los patrones de personalidad, que son relativamente duraderos y reflejan la forma en que respondemos en circunstancias específicas, tienen un impacto significativo en nuestras decisiones financieras.
Estos patrones son más maleables que las habilidades cognitivas, que se establecen en la infancia y la adolescencia.
En vista de estos hallazgos, la investigadora del Cemla sugirió que los programas de inclusión financiera deben ser rediseñados para abordar estos aspectos psicológicos y de personalidad, en beneficio de las finanzas personales de las personas.
El objetivo es fomentar comportamientos financieros saludables, como ahorrar para el retiro, evitar el endeudamiento excesivo, pagar créditos y ahorrar en el día a día.
Además, se hizo hincapié en la necesidad de hacer que el proceso de toma de decisiones financieras sea accesible para todos.
Según Roa, el lenguaje utilizado por la mayoría de las entidades financieras suele ser demasiado complicado para la población en general.
Se recomendó el uso de eslóganes sencillos, la reducción de opciones y la búsqueda de asesoramiento personalizado en lugar de información confusa y aislada para mejorar la educación financiera.
Úrsula Heimann, experta en fortalecimiento e inclusión financiera, agregó que la educación financiera no se trata solo de transmitir conocimientos, sino de fomentar hábitos, como el ahorro diario para el retiro.
También se destacó la importancia de realizar estudios y evaluaciones sobre la cultura de ahorro para el retiro en la población, especialmente en grupos específicos como los jóvenes, las mujeres y los dueños de pequeñas y medianas empresas.
El estudio reveló que las personas suelen recurrir a fuentes de información informales, como familiares, amigos o compañeros de trabajo, en lugar de asesores financieros, al tomar decisiones financieras.
Estos hallazgos coinciden con otros estudios que señalan la influencia de los grupos cercanos en las decisiones financieras.
Por último, se identificaron cuatro atajos o aspectos que afectan la educación financiera: la disonancia cognitiva, la ilusión de conocimiento, la conformidad de grupo y el exceso de confianza.
Estos atajos revelan las limitaciones de la racionalidad humana y la tendencia a tomar decisiones basadas en patrones de pensamiento y comportamiento preexistentes.
En resumen, aunque la capacidad cognitiva está relacionada con la toma de decisiones financieras saludables, el comportamiento financiero y la educación financiera también desempeñan un papel fundamental en la forma en que gestionamos nuestras finanzas.
Los programas de inclusión financiera deben abordar tanto los aspectos cognitivos como los psicológicos y de comportamiento para lograr una mayor salud financiera en la población.
Fuente: Cemla