Hay veces que uno o varios países necesitan que su moneda pierda valor y recurren a diferentes estrategias para conseguirlo. Esto forma parte de su política monetaria y, en algunos casos, puede influir directamente en tus finanzas personales.
MÉXICO.- En el pasado, el dinero era, principalmente, monedas hechas de oro, plata o bronce y su valor era el mismo del metal que las formaba.
Con el tiempo, cuando empezaron a escasear estos materiales preciosos, fue necesaria la elaboración de billetes de papel y monedas de elementos menos costosos, como el cobre, aluminio o estaño, entre otros.
Desde ese momento, el valor del dinero dejó de estar contenido dentro de sí mismo -pues ya no tenía metales preciosos- y se convirtió en un valor representativo de la riqueza que posee el país que emite dicho dinero.
Es decir, si tenemos un euro, dólar o peso, lo que realmente tenemos es un soporte físico que acredita que somos dueños de esa parte de la riqueza guardada en cada banco central.
Ahora bien, dicha riqueza puede verse afectada por los comportamientos y variaciones de la economía, por lo que los países toman medidas para contrarrestar esos efectos y una de ellas está relacionada con la cotización del dinero. Esta medida se denomina devaluación y consiste en la pérdida o disminución del valor de una divisa en comparación con otra.
No debemos caer en el error de confundirla con la depreciación. Aunque ambos términos sirven para explicar la caída en el valor de una moneda respecto a otra, se diferencian en que la devaluación se da como resultado de la intervención de una autoridad monetaria para buscar que su divisa se devalúe como parte de una política monetaria, mientras que la depreciación ocurre por sí sola y como consecuencia de la libre oferta y demanda del mercado cambiario.
¿Cómo te afecta la devaluación?
Afirmar que la devaluación afecta positiva o negativamente a todos los ciudadanos por igual no es posible o, por lo menos, no en términos absolutos, pues, como ya hemos visto, se trata de una medida que depende del escenario económico de cada país y de los objetivos concretos que quiera alcanzar.
En general, cuando una divisa pierde valor, el poder adquisitivo de los ciudadanos también se reduce porque necesitan más dinero para comprar los mismos productos, principalmente los importados, aunque, si esta situación influye en el incremento generalizado de los precios, entonces estamos hablando de que también causa inflación.
Adicionalmente, se puede notar el efecto de la devaluación en los viajes a otro país que tiene una divisa más fuerte, pues se necesita más cantidad de dinero local para igualar al del destino. Dependiendo del tipo de devaluación elegida, también es posible que el salario pierda valor, así como los ahorros depositados en la divisa devaluada, siendo, sin duda, un efecto negativo.
Pero, por otro lado, si se trata de un país en el que el turismo es un pilar principal de la economía, el tipo de cambio atrae a los visitantes. Algo similar ocurre con las remesas, que adquieren mayor valor y se traducen en más dinero que llega desde otros países con una moneda más fuerte.
Además, para aquellas personas que se dedican a producir y vender en el exterior o que reciben ingresos en otra moneda, la devaluación puede hacer que, en el momento de hacer la conversión a la divisa local, reciban más ingresos debido a que el tipo de cambio les favorece.
Fuente: Santander