Existen diferentes tipos de gastos que pueden perjudicar las finanzas de los usuarios e instituciones
MÉXICO-. En los últimos años, se ha vuelto cada vez más evidente la necesidad de controlar y gestionar adecuadamente los gastos en todos los ámbitos de la sociedad.
Tanto en el ámbito público como en el privado, los gastos sin justificación han generado un gran impacto negativo en las finanzas, dificultando el crecimiento económico y la estabilidad financiera.
Por lo que la educación financiera funge como una de los factores prioritarios para las personas no caigan en estos círculos viciosos en los que los diferentes tipos de gastos ponen a sus finanzas en riesgo, y estos puedan aprender a poner el debido control sobre las mismas previniendo cualquier desbalance financiero.
¿Qué son los gastos fantasma y hormiga?
Entre los problemas más comunes se encuentran los llamados gastos fantasma y los gastos hormiga. Estos términos hacen referencia a prácticas financieras indeseables que pueden pasar desapercibidas, pero que a largo plazo representan un gran perjuicio económico.
Gastos fantasma
Estos se registran en los libros contables de una organización, ya sea pública o privada, pero que en realidad no corresponden a una transacción real.
Estos gastos suelen ser utilizados para desviar fondos o encubrir irregularidades financieras. Es común que se utilicen facturas falsas o se inflen los costos de ciertos proyectos para justificar estos gastos.
Gastos hormiga
Son pequeños gastos que se realizan de forma cotidiana y aparentemente inofensiva. Estos gastos, aunque individuales, suman una cantidad considerable en el transcurso del tiempo.
Por ejemplo, comprar un café todos los días en una tienda puede parecer insignificante, pero al hacerlo durante un año, el monto total puede representar una suma considerable.
Impacto significativo financiero
Ambos tipos de gastos, fantasma y hormiga, tienen un impacto significativo en las finanzas de las organizaciones y de las personas.
Los gastos fantasma erosionan los recursos disponibles y minan la confianza en las instituciones, tanto públicas como privadas.
Los gastos hormiga, por su parte, pueden dificultar el ahorro y la inversión responsable, lo que limita el crecimiento económico a nivel individual y colectivo.