Los metales preciosos son elementos químicos que tienen un alto valor económico. Se utilizan en una variedad de aplicaciones que incluyen joyería, electrónica, odontología y medicina.
La preciosidad de un metal está asociada a factores como:
Rareza: los metales preciosos son relativamente raros en la corteza terrestre.
Reactividad: los metales preciosos son generalmente menos reactivos que otros metales. Esto significa que es menos probable que se oxiden o reaccionen con otros elementos.
Características físicas: Los metales preciosos son generalmente dúctiles. Esto los hace fáciles de moldear y trabajar.
Belleza: Los metales preciosos tienen un brillo y un color naturales que los hacen atractivos.
La rareza es uno de los factores más importantes que determinan el valor de un metal. Los metales preciosos se encuentran en concentraciones muy bajas en la corteza terrestre, lo que hace que su extracción sea más difícil y costosa, lo que contribuye a su alto valor.
El oro es el metal precioso más raro y el platino es el segundo metal precioso más raro. La plata ocupa el tercer lugar.
Los metales preciosos son generalmente menos reactivos que otros metales. Por lo tanto, es menos probable que se oxiden o reaccionen con otros elementos. La oxidación es un proceso químico que ocurre cuando un metal reacciona con el oxígeno. Esta reacción produce un compuesto llamado óxido, que generalmente es menos atractivo que el metal original.
Los metales preciosos son resistentes a la oxidación debido a una capa protectora de óxido que les impide reaccionar con el oxígeno. Esta capa se conoce como pátina, que suele ser marrón o negra, pero también puede ser de otros colores.
Los metales preciosos son generalmente blandos, maleables y dúctiles, lo que los hace fáciles de moldear y trabajar con ellos. La maleabilidad es la capacidad que tiene un metal de deformarse sin romperse. La ductilidad es la capacidad de un metal para formar alambres delgados.
La maleabilidad y ductilidad de los metales preciosos los hace ideales para fabricar joyas, que a menudo se moldean en formas complejas.
En cuanto a la belleza, los metales preciosos tienen un brillo y color natural, lo que los hace atractivos. El oro es conocido por su brillo amarillo y la plata tiene un brillo plateado. El platino tiene un brillo blanco.
La belleza de los metales preciosos es una de las razones por las que son tan valorados en joyería.
Otros factores
Además de las características mencionadas anteriormente, otros factores pueden contribuir a la preciosidad de un metal. Por ejemplo, la demanda de un metal puede aumentar su valor. Puede aumentar debido a factores como la inflación, el crecimiento económico o la escasez.
La escasez también puede aumentar el valor de un metal. Esto puede ocurrir debido a factores como reservas reducidas o mayores costos de producción.
La preciosidad de un metal está determinada por una combinación de factores, incluida su rareza, reactividad, características físicas y belleza. El interés por ellos es antiguo y parece que seguirá siendo alto.
Por cierto, la onza de oro acaba de alcanzar su precio récord.