Las condiciones climatológicas adversas generan la mayor subida en tres años, afectando a la oferta, la producción y la seguridad alimentaria en el país.
MÉXICO.- En un giro preocupante para los consumidores mexicanos, el frijol, conocido por ser una fuente rica en hierro y proteínas vegetales, experimenta un aumento de precio sin precedentes.
La atención se centra ahora en cómo las medidas gubernamentales y la adaptación del sector agrícola pueden contrarrestar los desafíos actuales y garantizar el acceso a este alimento básico. |
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) revela que, debido a condiciones climáticas desfavorables, el precio promedio de esta legumbre se ha disparado un 19.5% en la primera mitad de diciembre, marcando el incremento más significativo desde marzo de 2021, cuando se encareció un 20.1%.
Zacatecas, líder en la producción nacional de frijol, enfrenta un escenario complicado, ya que aporta el 32.7% del valor total y 307 mil 495 toneladas durante 2022, según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP).
Sinaloa, Nayarit y Chihuahua también contribuyen considerablemente al panorama, pero la oferta ha oscilado entre 900 mil y 1.1 millones de toneladas en los últimos tres años, con perspectivas de una menor producción debido a la falta de lluvia, advirtió la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) en noviembre.
En un esfuerzo por mitigar la situación, la Sader, en colaboración con Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex), anunció un aumento del precio de garantía del frijol comprado a los productores, elevándolo de 17.34 a 21.00 pesos por kilo a partir del 22 de noviembre.
Este ajuste busca brindar certidumbre a los pequeños productores, reducir las importaciones y avanzar hacia la autosuficiencia alimentaria, especialmente ante la presencia de sequías recurrentes en las zonas productoras, según admitió la secretaría.
Las consecuencias de esta escalada de precios no se limitan a las cifras, sino que se reflejan en las carestías registradas en ciudades como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, donde los aumentos alcanzaron el 22.6%, 32.6% y 14.4%, respectivamente. Este escenario plantea desafíos no solo en términos de asequibilidad sino también en la seguridad alimentaria de las poblaciones urbanas.
En última instancia, el frijol, reconocido no solo por su sabor sino también por su valor nutricional, aportando proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales esenciales, se convierte en un símbolo de la complejidad que enfrenta México en su búsqueda de equilibrio entre producción, demanda y factores climáticos.
La atención se centra ahora en cómo las medidas gubernamentales y la adaptación del sector agrícola pueden contrarrestar los desafíos actuales y garantizar el acceso a este alimento básico.