Los administradores de Twitter hicieron todo lo que pudieron para negar la compra en un principio, entonces, ¿Porqué terminaron por aceptarla?
Elon Musk, el hombre más rico del mundo, hizo una oferta no solicitada para comprar Twitter por 54,20 dólares la acción. La red social, alarmada por la propuesta inesperada y sin saber si la oferta era real, optó por la estrategia de la “píldora envenenada”, una maniobra defensiva para impedir que Musk acumulara más acciones.
Twitter se estaba quedando sin opciones. Musk había conseguido financiamiento para su oferta y presionaba a la compañía mediante tuits. Después de horas de discusiones y de revisar los planes y las finanzas de Twitter, las preguntas que se hacían los once miembros del consejo de administración (¿podría la empresa valer más de 54,20 dólares por acción? ¿habrá quien ofrezca más?).
Menos de 24 horas después, se anunció el acuerdo de 44.000 millones de dólares.
Las bases para un acuerdo se sentaron en enero, cuando Musk empezó a comprar acciones de Twitter y llegó a tener el nueve por ciento de las acciones de la empresa. Cuando dio a conocer su participación en la empresa mediante una declaración de valores a principios de abril, Twitter le ofreció un puesto en el consejo de administración. Musk aceptó la idea por poco tiempo antes de cambiar de opinión.
Después de rechazar la oferta, la noche del 13 de abril, Musk le envió un mensaje de texto a Taylor, que ha sido el director general de Twitter desde 2016 (y que también es codirector general de la empresa de software Salesforce).
Voy a enviarte una carta de oferta esta noche, será pública por la mañana”, escribió Musk a Taylor.
A la mañana siguiente, Musk envió una carta de oferta básica. En ella, declaraba su intención de comprar Twitter por 54,20 dólares la acción, pero contenía pocos detalles sobre sus planes para la empresa o el financiamiento.
Musk contrató al banco de inversión Morgan Stanley y utilizó los servicios de dos banqueros: Anthony Armstrong y Michael Grimes. Grimes, que dirige la práctica de banca tecnológica de Morgan Stanley, dirigió la oferta pública de acciones de Facebook y otras empresas tecnológicas en 2012, mientras que Armstrong era un banquero tecnológico veterano que acaba de ser nombrado vicepresidente de la empresa.
Un día después de que se hiciera pública la oferta de Musk, el consejo de administración de Twitter votó por unanimidad frenarlo y autorizó que se implementara la maniobra de la píldora envenenada. Para defenderse, Twitter recurrió a Goldman Sachs, su banquero de toda la vida, así como a JPMorgan Chase.
Musk también hizo campaña en Twitter a favor de un acuerdo. Insinuó que llevaría su propuesta directamente a los accionistas en lo que denominó una oferta pública de adquisición (que en inglés se conoce como “tender offer”) si el consejo de administración de la empresa no aceptaba su oferta.
El consejo de administración de Twitter se fracturó. El 16 de abril, Jack Dorsey, uno de los fundadores de Twitter que abandonó el cargo de director general en noviembre y es miembro del consejo, tuiteó que el consejo había sido la “disfunción constante de la empresa”.
El 21 de abril, Musk consiguió 46.500 millones de dólares de financiamiento. Obtuvo la promesa de Morgan Stanley y otros prestamistas por 13.000 millones de dólares en financiamiento de deuda, mientras que otro grupo de bancos prometió 12.500 millones de dólares en préstamos respaldados con sus acciones en Tesla. Musk agregó que utilizaría otros 21.000 millones de dólares en efectivo para comprar el resto de las acciones de Twitter.
El financiamiento obligó al consejo de administración de Twitter a tomar en serio a Musk. Dos fuentes familiarizadas con las negociaciones mencionaron que no había ninguna otra oferta por la compañía.
El domingo, el consejo de administración de Twitter llegó a la conclusión de que tenía que celebrar el acuerdo con Musk. Los miembros del consejo acordaron que la empresa no podría alcanzar los 54,20 dólares por acción y que ningún príncipe azul llegaría a su rescate.
Taylor le comunicó a Musk que Twitter procedería a una venta, según una persona con conocimiento de la llamada. Aun así, Musk le envió una carta a Taylor en la que amenazaba con recurrir a una oferta hostil.
Los asesores de Twitter se centraron en las protecciones para el acuerdo, como el pago de una penalización en caso de que Musk decidiera no efectuar la compra y un plazo de seis meses para cerrar el acuerdo, lo que podría ser de especial importancia en caso de que las acciones tecnológicas sigan cayendo. Los asesores de Musk ultimaron los detalles del financiamiento y el multimillonario aprobó personalmente cada punto, según dijo una persona familiarizada con las negociaciones.
Fuente: Infobae y New York Times