Existen diversas variables que determinan la estabilidad económica de las personas, por lo que considerar este aspecto como parte de nuestra salud financiera resulta apropiado
MÉXICO.- Las finanzas personales abarcan mucho más que simplemente el ahorro y el gasto. Existen diversas variables que determinan la estabilidad económica de las personas, por lo que considerar este aspecto como parte de nuestra salud financiera resulta apropiado.
Así como acudimos al médico para una revisión anual, es importante dar seguimiento regular a nuestras finanzas.
Un estudio realizado por el Center for Financial Services Innovation (CFSI) y titulado "Eight Ways to Measure Financial Health" identificó cuatro componentes fundamentales para medir la salud financiera: gasto, ahorro, deudas y planeación. Estos componentes reflejan las actividades financieras cotidianas de las personas y están constituidos por ocho indicadores en total.
El estudio establece que la salud financiera de una persona es buena cuando gasta menos de lo que gana, paga sus cuentas puntualmente, cuenta con suficientes ahorros a largo plazo, tiene una deuda sostenible, mantiene un historial crediticio saludable, cuenta con los seguros adecuados y tiene un plan de gastos para el futuro.
El comportamiento en estos componentes determina la capacidad de resistencia económica ante imprevistos y la capacidad de aprovechar oportunidades financieras.
Medir la salud financiera proporciona a los consumidores una comprensión integral de su situación y les permite evaluar el impacto de los productos financieros que utilizan y los comportamientos que exhiben. A diferencia de herramientas de medición tradicionales, como el score crediticio, la medición de la salud financiera se presenta como una herramienta del siglo XXI.
Aunque el estudio se basó en información de entidades financieras estadounidenses, las autoras señalan que muchas familias en México y Estados Unidos enfrentan desafíos similares en sus problemas económicos.
Ambos países tienen personas y familias que viven con ingresos quincenales, gestionando múltiples fuentes de ingresos que pueden ser volátiles. Utilizan diversas herramientas financieras, tanto formales como informales, para administrar sus finanzas.
Sin embargo, las autoras también destacan que existen particularidades entre ambos países. Por ejemplo, en México, algunas familias pueden tener menos pagos de facturas a través de productos financieros formales, pero tienen claras las obligaciones financieras que deben cumplir.
Además, la sofisticación de las agencias de crédito puede variar entre los dos países, lo que implica que se deben considerar indicadores apropiados para cada contexto.
En resumen, la salud financiera es un concepto integral que abarca más allá del ahorro y el gasto. El monitoreo regular de nuestras finanzas nos permite evaluar nuestra situación económica, desarrollar resistencia financiera y aprovechar oportunidades de manera informada.
En México y Estados Unidos, aunque existen similitudes, también hay particularidades en los indicadores específicos de la salud financiera. La comprensión de estos aspectos es esencial para promover una mejor gestión económica y mejorar el bienestar financiero.
Fuente: CFSI