Ahorrar sin tener una estrategia no es lo más óptimo que puedes hacer para disfrutar de una buena salud financiera. Lo mejor es que, después de juntar una suma, empieces a invertir.
MÉXICO.- Entre los consejos que se escuchan en el imaginario popular de las finanzas personales, resulta común encontrar que ahorro e inversión van de la mano y que, ahorrar sólo colocando tu dinero debajo del colchón es una de las peores elecciones que puedes hacer, ya que, por la inflación, tu dinero perderá poder adquisitivo, por eso se recomienda la inversión.
Una vez llevas un tiempo ahorrando dinero, es posible que te hayas dado cuenta que acumular dinero sin una estrategia no es lo más óptimo para disfrutar de una buena salud financiera.
Según BBVA señala que hay 3 tipos de ahorro: al corto, mediano y largo plazo. Cada uno que obedece a diferentes objetivos. En el primero es para cosas que no requieren de mucho dinero y se recomienda que el ahorro sea de un año; en el segundo, requiere cantidades más elevadas y se aconseja un ahorro de entre uno a cinco años y en el último, es aquél que implican 5 años.
Convertir tu ahorro en inversión: ¿Por qué?
Invertir tus ahorros va encaminando a que el dinero guardado no pierda valor, ya que por la inflación, que es un aumento generalizado en los precios y bienes, tu poder adquisitivo se disminuye.
Los precios suben, y cuando esto sucede, los ciudadanos ven cómo su poder adquisitivo cae. Por esta razón se recomienda que para aquellas metas que requieran de un año de ahorro, se utilice un método de inversión que sea de bajo riesgo, pero que ofrezca un rendimiento por encima del promedio de inflación.
Por esta razón, uno de los métodos que más se recomienda es que emplees la inversión de bajo riesgo, pero que ofrezca un rendimiento por encima del promedio de inflación anual.
En resumen: ahorrar sin invertir para una meta a largo plazo será muy complicado de realizar; pero, para identificar los tipos de inversión, deberás reconocer cuál es tu perfil de inversionista y qué aversión al riesgo estás dispuesta a asumir.
Por ejemplo: si estás dispuesto a asumir pocos riesgos, tu perfil de inversionista es conservador. Deberás asumir que tus inversiones no tendrán grandes rendimientos. El perfil moderado tiene como objetivo el equilibrio que hay entre el riesgo y el rendimiento.
El perfil arriesgado es aquél que prioriza el rendimiento por encima de los riesgos.
Por tanto, deberás informarte bien sobre los productos financieros que hay en el mercado y elegir el que mejor se adapte a tus necesidades y objetivos.